martes, 19 de octubre de 2010

Sábado de paseo por Nørrebro

Después de una ajetreada semana de visitas, cogimos las bicis y nos perdimos por el Nørrebro, un barrio al oeste de la capital danesa, lleno de kebabs, modernos, tiendas y cafeterías con encanto y mercadillos de fin de semana.

Nada más cruzar el puente de dronning Louises Bro (que los daneses pronunciarían como Drnn Loiss Br) al salir de Norreport, nos encontramos con uno de, hasta ahora, mis rincones favoritos de Copenhague (aunque en realidad no es un rincón).

Resulta que han aprovechado una esquina/final/principio de un paseo al lado del lago para colocar una de las probablemente colinas más altas de esta ciudad.

Pero todo esto es sólo el principio porque realmente, a donde llegamos tras cruzar el puente es al Assistens Cementery (que debe ser el único nombre en inglés de todo el mapa de Copenhague). Es el cementerio donde están enterrados Kierkegård y Andersen. Y no, sus tumbas no son nada especiales como la de Elvis o la de Kurt Cobain.

Nos acercamos a la entrada y nos bajamos de la bici (lógico pensar que en un cementerio no se monta en bici). Pero nada más entrar, nos dimos cuenta de que aquello parecía más una pradera de juegos que un cementerio. La gente montaba en bici, jugaba al fútbol, tomaba el poco sol que les queda en octubre sobre una toalla, incluso comían pizza y kebab!

Todo esto puede resultar raro o irrespetuoso pero la verdad es que a mí me pareció genial. ¿Tomar del sol o leer un libro al lado de una tumba significa que se esté faltando al respeto a alguien? Montar en bici en otoño por un parque precioso lleno de castaños naranjas y rojos molesta a alguno de los allí enterrados? Las risas de los niños son perjudiciales para el descanso eterno?

Y sin embargo, las ciudades tienen estos enormes espacios “muertos” que poseen una única función y nadie disfruta de ellos. Enormes solares sin un uso donde no ocurre nada.

¿Por qué no convertimos los cementerios en preciosas praderas y parques de robles y castaños, flores y fuentes? ¿No descansarían mejor los muertos acompañados de ávidos lectores y parejas de enamorados?

(el del fondo de la foto sentado en el banco es Corra)

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